Entraba una época calurosa, finales del mes de Julio. Las gentes del pueblo empezaban a salir al monte de perol para los fatigosos fines de semana de calor a la sombra de los árboles junto a los suyos. Se trataba de tener la máxima comodidad posible al mismo tiempo que se realizaba el mínimo esfuerzo.
Tan poco era el esfuerzo, que los residuos generadores pasaban el resto de su vida en el monte local. En pleno mes de Agosto uno de los días más calurosos una nube gris tiñó el cielo del pueblo, " ya está aquí el cambio climático!
-decían algunos. El monte pasó a ser una gran candela y a la vez estufa que se dirigía al pueblo. Se mascaba la tragedia para los vecinos, pero apareció él, un fantástico barranco que hizo que dejara de avanzar aquella destructora llama temible.
Al tiempo de este acontecimiento los vecinos reflexionaron y cambiaron su vago hábito por una actitud positiva y emprendedora ante su planeta.
-decían algunos. El monte pasó a ser una gran candela y a la vez estufa que se dirigía al pueblo. Se mascaba la tragedia para los vecinos, pero apareció él, un fantástico barranco que hizo que dejara de avanzar aquella destructora llama temible.
Al tiempo de este acontecimiento los vecinos reflexionaron y cambiaron su vago hábito por una actitud positiva y emprendedora ante su planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario